LAS CASAS RURALES BUSCAN FANTASMAS
Una actividad que escapa a cualquier control
La moda del turismo rural está tocando a su fin. Es por ello que los propietarios de este tipo de establecimientos buscan mantenerse como sea en la pomada. Y para ello han decidido copiar el modelo tradicional escocés, consistente en la aseveración que el inmueble posee un inquilino del más allá.
Al parecer asegurar que existe un fantasma en la casa que vaga por sus salones desde hace cientos de años hace que aumente enormemente el interés por parte del público en intentar pasar una noche de insomnio y ruido de cadenas arrastrándose. Así, siguiendo la norma básica de la economía: un aumento de la demanda supone irremediablemente un aumento del precio. Basta decir que tras varias llamadas desde redacción, por una noche en una masía del Alt Empordà se nos han llegado a pedir 250€ por persona y noche, y al manifestar nuestro estupor por el precio nos han recalcado que durante nuestra estancia nos garantizaban la visita del espíritu de una joven doncella que murió degollada por un pariente en 1803.
Se llegan a pagar fortunas por un traspaso
Hasta aquí, dentro de la paranormalidad, todo nos puede parecer más o menos bien. Pero lo que no es de ningún modo aceptable es que el fantasma no sea autóctono. Al parecer, según varias denuncias a la OCU, existen varios establecimientos de nueva creación que afirman poseer un fantasma en sus instalaciones, y lo certifican con un contrato privado que no tiene ninguna validez legal. Estos establecimientos afirman que han conseguido, tras un pacto con propietarios de la zona (aunque se sabe de un par de casos de fantasmas traídos de Islandia) trasladar al espíritu de un inmueble a otro.
Los compradores de fantasmas se defienden alegando que el ente anunciado existe, por lo que no puede acusárseles de publicidad engañosa, mientras que los consumidores consideran que una auténtica ánima en pena no debe moverse de la zona donde murió o donde tuvo su mayor actividad estando en vida, y reclaman que estos espíritus deberían ser denominados de otro modo. Se desconoce cómo hacen compradores y vendedores para que el fantasma mute de zona de acción, un misterio que de momento no hemos podido desvelar pues es guardado con mucho recelo por el Colegio de Agentes de la Propiedad Ectoplásmatica, un organismo que tampoco tiene ningún reconocimiento oficial, pero que gestiona en exclusiva este tipo de transacciones.
Por otro lado nuestros reporteros en prácticas han conocido un par de casos donde se han llegado a pagar más de tres millones de euros por uno de estos extraños fichajes, aunque vista la duración, en principio ilimitada del traspasado, es mucho más económico y da mejores rendimientos que el fichaje, por ejemplo, de muchos deportistas profesionales por un equipo.
1 comentario:
Ja es curiós que la foto de la casa sigui aquesta.
Potser es tracta que no ens hi volen més?.
Publicar un comentario